Mi forma de ser es auténtica y no necesito aparentar lo que no soy para gustar a todo el mundo.
Sabemos que no siempre es fácil actuar de este modo. En nuestro interior, tenemos la sensación de que si no gustamos a todo el mundo no seremos aceptados. No obstante, la vida no se construye con la necesitad de tener que gustar: basta con que sepamos respetarnos.