Las fotos no son más que una fachada, y a las palabras suele llevárselas el viento; pero a veces son un indicio a seguir... Ante todo, soy ecologista, es decir: amo y respeto las maravillas de la creación, y me desvela su destrucción. Prefiero el campo a la ciudad; amo el invierno porque me conduce al recogimiento, a la intimidad del hogar y a la vida reflexiva, aunque no desprecio las bonanzas del verano. Creo que el
amor, en todas sus manifestaciones, aun sobrevive al consumismo, la frivolidad y los intereses egoístas del bicho humano. Pero está escondido entre escombros y, muy esporádicamente, asoma a la superficie y encuentra seres que le den vida y prueben su existencia. Me gusta cocinar rico, ¡ aunque no siempre lo logro! Me encanta viajar. Culturalmente, soy aferrada a lo clásico, y en costumbres y valores, también. Pero tengo cierto grado de tolerancia... Me fastidia la gente inmadura, que no actúa d'acuerdo a la edad cronológica, los superficiales, los pseudoenamorados verborrágicos. Si ves morir el sol una tarde de primavera, escuchás los últimos sonidos de los pájaros, acomodándose en sus nidos, sentís el olor a leña d'una casita humilde...¿no te dan ganas infinitas de ser bueno, de cuidar el planeta y no dañar al prójimo?