Me agrada la gente y disfruto d'una conversación normal, pero muchas noches sueño que soy un astronauta descolgado de la luna. Sueño con naves espaciales, con duendes azules, con mil andanzas de caballero andante y viajar a mundos de colores inexisten. Sueño tener a mi lado, de copilota, una
mujer que tenga a sus espaldas más de mil batallas ganadas contra dragones de siete cabezas venidos d'otras galaxias y, quizás, alguna herida en el corazón.
Pero por las mañanas, cuando me levanto, me toca quitarme mi traje espacial y vestirme de persona normal para ir a la oficina (que también me gusta). Y aunque nadie se da cuenta, voy volando.
Imagino que, si sigues leyendo esta carta, es porque también tienes un punto de locura en tu cabeza. Como premio a tus sueños, te invito a un paseo en mi nave especial hasta un cráter secreto en la luna donde sólo han estado los pocos soñadores que en el mundo han sido.
Igual me he pasado un poco ¿no? y quizás hasta esté un poco loco, pero ando suelto.