Suelo narrar bellos acontecimientos de mi infancia, adolescencia o juventud, sembrar afinidad y buenos sentimientos. Recurriendo al silencio puedo comprender aquellas buenas cosas que jamás fueron escritas. La curiosidad me impulsa a emprender el sendero profundo y sorprendente de la
amistad. Las semanas hacen que mis cartas sean impredecibles y placenteras.
Busco a una amiga. Una
mujer con un frustrante sentimiento de soledad, en medio de un mundo ajeno y superficial. Comprometida en esclarecer los prejuicios sociales que suelen aparecer, sin embargo entregada a descubrir aquellos sueños, ocultos a la responsabilidad de iniciar una amistad.