A la
mujer que decida relacionarse conmigo debo confesarle que:
Soy un
hombre libre, libre como el viento que sopla para donde le da la
gana. Soy libre de conciencia, de pensamiento; no soy libertino.
Llevo una vida ordenada,en estado de ser solo y sin promiscuidad sexual.
No tengo la trivialidad de los pasatiempos; vivo en la realidad concreta.
Cada día que llega es para mi el único día para ser vivido; cada día que amanece es el primer día del resto de mi existencia.
No tengo creencias de ninguna clase. No pertenezco a ninguna religiòn, no expreso opiniones disidentes, no tengo conclusiones, no afirmo lo que no conozco, no niego lo que desconozco. No soy creyente, no soy ateo, no soy nada; por lo tanto, el cielo y el infierno no pesan sobre mi como táctica religiosa de reclutamiento. Dios es lo desconocido; por lo tanto, creer en Dios es el peor obstáculo para conectarse con Dios, ya que Dios es como el aire que no se puede atrapar en el puño. Más allá de los límites de la memoria, más allá de las fronteras del pensamiento, más allá de los márgenes del tiempo, se encuentra el infinito reino de lo sagrado, dimensión de la verdad de las realidades que está fuera del alcance de las absurdas creencias.
No soy nacionalista, no tengo banderas - los
hombres y sus estúpidas
banderas -. Soy un hombre sin fronteras: mi patria es el universo y mi hogar la tierra, no importa cuan destruida está por la acción devastadora del fósil bípedo viviente.
Vivo en estado const