Como diría un libro que le regalé en una ocasión a mi hermana:
"Si vas a soñar mejor hazlo en colores, en pantalla grande, y con un control remoto
que te permita cambiar de sueño si no te gusta el que estás soñando. Aunque un
buen sueño en blanco y negro, de vez en cuando, tiene sus encantos, y hasta
puede ser más real y más profundo. Disfruta tus sueños, aún si se trata de una
pesadilla, como parte de tu ser, de tu cuerpo y tu mente, de tu propia vida. Ellos
son mágicos y reales a la vez, y pese a no llegar a recordarlos cuando despiertes,
quizá te enseñen cosas de ti mismo que a lo mejor no serías capaz de saber con los
ojos abiertos. Puedes tomarlos tal cual son, como se te presentaron, nítidos o
nebulosos, como si fueran un cuento, con su principio y su final, o como figuras y
símbolos aislados, sin aparente conexión entre sí, o bien puedes pretender interpretarlos, tratar de entender qué quieren decirte, qué te revelan. No impongas una
decisión apresurada -los sueños son muy frágiles y se desvanecen en cuanto uno
trata de apresarlos- por eso, será mejor que ellos mismos te guíen con su mano
leve, con su propia sabiduría e imaginación"