Hola! Llevo unos cuatro años divorciado y, entre el desconcierto inicial, el trabajo y la atención a mis hijos no me he planteado en serio hasta ahora conocer a una
mujer para compartir las cosas buenas (y las menos buenas) de la vida. Como me encantan las montañas, el ejercicio y la naturaleza en general, me gustaría que fuera aficionada al senderismo y a los viajes, que son para mí los escenarios ideales, que no los únicos por supuesto, para el cariño y el romanticismo sin límites. También desearía que esa mujer, que estoy seguro de que existe, fuera más bien delgada, cariñosa y viviera por aquí cerca. ¡Por pedir que no quede, je, je...! Por mi parte prometo sinceridad, apoyo y toda la ternura que sea adecuada en cada momento (y que ojalá sea muchísima). ¡Animo, sé que estás ahí!
