He cubierto la mitad de mi existencia. Un ciclo en el cual sostuve una familia se ha cumplido. Hoy todo es un mero desfile de días anodinos que no condicen con la libertad que anhela mi espíritu.
Siento que aun tengo cosas por descubrir, mundos por conocer, calor que abrazar.
Bueno sería para ello tener a mi lado una
mujer alegre, que pueda como yo en el mío pintar su rostro con gestos adolescentes, aportando comprensión de amiga, de amante, de incondicional... Pues así seré con ella.
Y compartir cada hora, cara minuto, será rejuvenecer, volver el tiempo atrás, recuperar la inocencia sin desechar la experiencia, sabiendo a ciencia cierta qué atesorar y a qué no dar importancia.