Ante mis ojos veo posibilidades infinitas, dominados por mi perspectiva delirante y d'altos contrastes. En mi, opera la dosis de la pasión, del
amor, de la necedad, de la locura, etc. Todos estos son artífices de muchas realidades que son parte de mí.
Bastaría ahogarse en el lenguaje rudimentario del entorno, en el que se participa siempre y sentirse cómodo. ¿Porqué estar compelido a ese disfraz de timorato?. Me quedaría corto d'aquella experiencia imperceptible al drama cotidiano con un impulso fortuito. Como si fuera de papel, orillado hacia ningún instante. Sin embargo, ante la proximidad de la ruptura, se me obsequia esta oportunidad. La fuerza beligerante de mi ser estalla sin tregua y no importa que sea comprendido. Por fortuna el toque demente sigue ahí...