...Haz que tu alma preste oídos a todo grito de dolor, y no permitas que el sol ardiente seque una lagrima de pena antes que tú la hayas enjugado en el ojo del que sufre. Pero deja que las ardientes lágrimas caigan una a una en tu corazón, y en el permanezcan sin enjugarlas, hasta que se haya desvanecido el dolor que las causara...
...porque son causantes los
hombres ciegos -ciegos voluntariamente- de que las semillas del mal sigan sembrándose en los campos inagotables del mundo...
Helena Petrovna Blavatsky
"La voz del Silencio"