Soy un
hombre no como los demás, es posible que sea más “imperfecto”, o un poco más, romántico quizás menos valiente, pero si un tanto más arriesgado,o tal vez, menos iluso, pero si más soñador, desprovisto depalabras, pero espontáneo ysincero.
Me duele la
amistad que se pierde, el
amor esquivo, la mirada que rechaza, el abrazo que se niega.
Me duele el saludoque enmudece,el amor que envejece en su larga espera: el beso prohibido, los ojos que jamás miraron; me duele el tiempo como pretexto, la distancia como habitualexcusa.
Apuesto a lo impredecible, la mirada disimulada, la caricia inesperada, el beso que no se pide. Nada se compara con un te quiero aloído, un desayuno a la cama, los labios que madrugan para besar la espalda, nada se compara a ese bendito espacio por el cual daría todo, ese espacio donde estaríacon la
mujer que me amara.