Iniciando los 40, he sufrido bastante, sin embargo me gustaría aún rescatar el descubrimiento del motor humano, con plena disposición a sentir y dejarme sentir en plenitud en busca no de un ideal sino de una realidad palpable y cuidable; sin mayores misterios que un desayuno en la cama (para ambos) y con la deliciosa complejidad de una guerra en la cama.